Se cumple un año desde que el COVID 19 llegó a transformar la vida de quienes habitamos este planeta. Nadie puede negar que esta pandemia vino a sacudir el status quo en el que estábamos personal, profesional y hasta espiritualmente parados.
En el caso del arte, son muchos los frentes que sufrieron transformaciones. No debemos olvidar que históricamente el arte ha sido el retrato de la realidad, reflejando las preocupaciones e inquietudes, los miedos y emociones de toda una generación, y pues el COVID 19 definitivamente no ha sido la excepción. Ya estamos viendo algunas manifestaciones artísticas que reflejan el encierro y el miedo, la crisis económica y sanitaria provocados por la pandemia, y las innovaciones tecnológicas que surgieron. Seguramente estaremos viendo propuestas muy interesantes próximamente.
El Covid como agente de creación
Los procesos creativos y las producciones de los artistas contemporáneos se vieron seriamente alterados. Las instalaciones monumentales y las producciones de gran escala que caracterizaban gran parte del arte contemporáneo sufrieron un freno en seco: los talleres cerraron, muchos materiales dejaron de estar disponibles y las exposiciones y ferias programadas se cancelaron o pospusieron.
Algunos artistas incluso dejaron de producir. Esto trajo nuevamente a la mesa la discusión sobre el rol del artista en un medio que se había acelerado exponencialmente durante los últimos años, priorizando incluso la venta sobre la reflexión.
“Como resultado, los artistas tuvimos que repensar las maneras de exponer conceptos y propuestas. Muchos artistas de producción física, viraron su producción a pequeños formatos, formatos múltiples o formatos más accesibles. La velocidad de consumo y producción decreció, lo que permitió replantear los medios y las maneras de exponer”, explica Edgar Solórzano, artista plástico emergente.
La modalidad de Ferias Virtuales
Pero el coronavirus, no sólo trajo importantes cambios en la forma de trabajar y exponer la obra de los artistas, sino en los hábitos de consumo de las personas (muchos de los cuales llegaron para quedarse), y la forma en la que los coleccionistas consumen arte no es la excepción.
El ejemplo más claro es el de las ferias de arte, las cuales llevaban creciendo notoriamente en los últimos años, pasando de 55 en 2001 a cerca de 300 en 2019. De acuerdo con el reporte de 2020 Art Basel & UBS Art Market las ventas de arte generado en estas ferias alcanzaron 16.6 billones de dólares en 2019, representando el 45% del ingreso anual de los art dealers.
Por ello no es de sorprendernos el enorme y rápido esfuerzo que se hizo para lograr llevar a cabo estas ferias virtualmente. A tan solo unas semanas de haberse declarado la emergencia por Covid 19 El Viewing Room Project, la versión virtual de Art Basel Hong Kong atrajo a 250 mil visitantes contra los 88,000 que tuvo en su última versión física.
Las ferias y galerías rápidamente se enfocaron en traducir la experiencia física en viewing rooms y se evidenció la complejidad de transmitir experiencias estéticas a través de la pantalla. Ésta migración trajo a la mesa algunas críticas, pero también muchas oportunidades que eran impensables en formatos presenciales como el número de asistentes, la transparencia en precios, la posibilidad de interactuar a través de webinars y videos dirigidos al coleccionista.
“Personalmente, creo que los intentos de traducir los recorridos presenciales en recorridos virtuales se quedan a medias. Son intentos fallidos de replicar lo que no se puede replicar: la experiencia física. Hay una enorme oportunidad por explotar la virtualidad como un espacio de diálogo horizontal, inmediato y atemporal.”, comenta Edgar Solórzano.
“He visto cada vez más artistas que hacen uso de la realidad aumentada (AR) como una manera de poner la obra frente al espectador sin pasar por un espacio expositivo. El espectador puede ver la obra desde su celular en donde y cuando quiera. En estas propuestas, la idea de “pieza” se diluye y el espectador participa en la activación de la obra, donde el artista se inserta en la realidad del espectador a través de aplicaciones o filtros de Instagram”, concluye el artista.
Para Amanda Echeverría, promotora de Arte, nada sustituye a las ferias presenciales, “pues aún cuando las alternativas que se han desarrollado para darle la vuelta a la pandemia han sido innovadoras, el networking y el intercambio de ideas que se fomentan en un evento social no se pueden reemplazar.”
Así que, mientras esperamos con ansias el regreso a las galerías y ferias con la posibilidad de apreciar obras como parte de un fenómeno social, rodeados de coleccionistas, en lo que representa un intercambio de ideas y diálogos en torno a la obra , también estamos a la expectativa de las innovaciones tecnológicas e interactivas que las versiones virtuales nos ofrecerán. Ya que si de algo estamos seguros es que la edición virtual de las ferias de arte llegó para quedarse.
En el caso de las galerías online, Artifice lleva ya 5 años a la vanguardia ofreciendo arte contemporáneo de calidad a precios accesibles.
Adriana Méndez Salorio
Co-Fundadora Artífice Gallery