(Ciudad de México, 1978)
Carlos Casasús es un artista cautivado por el oro.
En un principio su intención fue usar este metal para intervenir objetos bellos pero olvidados de la naturaleza, como troncos flotantes, rocas volcánicas, etc., y resaltarlos al ojo de un espectador acostumbrado a pasarlos de largo.
A partir de ahí nace en él una interminable obsesión con su brillo, su maleabilidad, su contraste con otros colores, y la voluntad de ilustrar empleando el oro como pincel. Para lograrlo, optó por crear un nuevo lenguaje: utilizar el oro como fondo y dibujar por medio de cortes o suajes en materiales superpuestos.
El resultado final son piezas que parecen tener vida propia, en donde el volumen y el brillo engañan a la mirada y crean una sensación de movimiento. Además, las imágenes se transforman de acuerdo con el lugar en el que están expuestas e incitan a un diálogo no sólo entre el espectador y la obra, sino también con el espacio, la perspectiva y la luz.